martes, 8 de junio de 2010

BIENESTAR DE LOS ANIMALES


Preethi Muthiah, ‘The Theosophist’, Julio de 2000

Mahatma Gandhi dijo: ‘La grandeza de una nación puede juzgarse por el modo en que trata a sus animales.’ Uno puede preguntarse qué tiene que ver el tratamiento de los animales con los asuntos humanos y el estado de las naciones, pero en la medida en que ahondamos en el tema nos damos cuenta de su importancia. Los miembros de la Sociedad Teosófica saben que toda vida procede de la esencia o conciencia Divina una, que duerme en el mineral, sueña en el vegetal, está despierta en el animal, y se hace auto-consciente en el hombre. Todo surge de la misma fuente y todo retornará a ella. Los reinos inferiores son por esto los precursores de la futura humanidad, y la humanidad es un avance de los reinos inferiores.

Sin embargo, muchos de nosotros somos crueles con nuestros hermanos menores, los animales. Cada día millones de ellos son explotados, torturados y matados por alimento, salud, moda, entretenimiento y religión. Como dijo George Bernard Shaw: ‘Mientras seamos los sepulcros vivientes de las bestias asesinadas, cómo podemos esperar condiciones ideales sobre la tierra.’ Miles de animales se matan cada día por alimento aunque investigaciones muestran que una dieta vegetariana lleva a una vida más sana, libre de enfermedades cardiacas, cáncer, obesidad, etc., y de problemas psicológicos como agresión, hostilidad, depresión, lujuria y enfermedades psico-somáticas.


Como si esto no fuera suficiente, también matamos animales por las fruslerías de la moda. Millares son cazados, torturados y matados por sus pieles, glándulas, huesos, colmillos, y casi todas las partes de su cuerpo para abastecer a la gente de joyerías, calzado o cosméticos. En efecto, la industria de los cosméticos es causante de la mayor perpetración de crímenes sobre los animales. No sólo usan productos con base animal como materia prima, sino que experimentan con ellos para asegurar la conveniencia de sus productos para nuestro uso.

No hay ninguna diferencia en el campo de el entretenimiento. Se entrena a los animales bajo tratamientos inhumanos de castigo para hacerlos actuar en forma que nos parece graciosa y excitante.

Casi todo aspecto de la vida humana se degrada por nuestra crueldad con los animales. ¿Es necesario todo esto? Investigaciones anatómicas muestran que los sistemas dental, salival y digestivo del hombre son semejantes a los de otros animales vegetarianos como el cordero y la vaca, y sin embargo insistimos en una dieta carnívora en nombre de la salud, la fuerza, la moda, y, extrañamente, de la religión. La literatura de la Sociedad Teosófica afirma que ninguna religión que predique la crueldad y la violencia es religión, y esto es lo más censurable cuando se dirige contra nuestros indefensos hermanos animales.

¿Por qué tenemos que torturar y matar a nuestros hermanos animales por seda, cueros, perlas, pieles, etc.? Si el hombre es ciertamente un ser pensante y racional, entonces ¿por qué explota y lleva a la extinción a las mismas criaturas de las cuales dependen su propia vida y su futuro?

Picológica y teosóficamente hablando, sabemos que lo que vemos en el mundo que nos rodea es sólo una manifestación de los que somos internamente. Por tanto para reconstruir y vivir en un mundo mejor, necesitamos comenzar en nuestro interior, con nuestras relaciones con nosotros mismos y con los que nos rodean. Sólo cuando cambiemos internamente es que podremos tener esperanza de crear un mundo mejor afuera.

Si examinamos el porqué de nuestro comportamiento, nos damos cuenta de que en el proceso de lo que se ha llamado progreso hemos olvidado el arte de vivir. Lo que llamamos ‘amor’ es a menudo mero egoísmo vestido en prendas de deseo. En la búsqueda de ganar más el hombre se ha desviado de su centro y del sendero del recto vivir, lo cual implica no causar ningún daño a ninguna criatura viviente. El amor no se basa en la ley de dar y tomar; es un profundo sentimiento que abarca todo lo que existe. Fluye hacia todo con lo que se encuentra, como la luz del sol. Como casi todos los grandes instructores del mundo han dicho, el Amor no pone condiciones.

Cuando miramos más adelante, también nos damos cuenta de que en nuestra relación con nosotros mismos muy a menudo falta el amor. Creemos que el amor es un sentimiento placentero que conduce a lindas cosas que se dicen o se hacen. Pero el lenguaje del corazón es muchas veces doloroso porque se basa en la verdad. ¡En efecto es el dolor el que le da significación al placer! En la medida en que crecemos aprendemos, desafortunadamente, a ocultar partes de nosotros que encontramos penosas y desagradables, y así gradualmente nos volvemos más y más insensibles a nuestras propias necesidades y eventualmente a las de los demás. Condicionamos nuestro amor a lo que recibimos.

Todo esto hace que el futuro del hombre parezca desolado. Pero dejemos que hable el corazón, porque estamos evolucionando. Lo que hemos olvidado puede reaprenderse y nuestros errores de aprendizaje pueden corregirse. Necesitamos usar nuestros sentidos más eficiente y diligentemente, en lugar de pasar por la vida en forma descuidada y negligente. Necesitamos abrir las puertas de nuestro corazón para derrumbar los muros que hemos construido a nuestro alrededor y experimentar la vida en su totalidad, sin ocultar nada.

Los animales que torturamos nos enseñan muchas valiosas lecciones - tales como ser leales, no pedir nada, nutrirse, cuidarse, y vivir en armonía. Ellos dan un buen ejemplo de amor incondicional, como los niños. Desafortunadamente perdemos esa bella cualidad a medida que vamos creciendo. Imitando estas cualidades el hombre llegará a ser un canal para el Plan Divino que ordena que todas las criaturas vivan en armonía e indañabilidad, respetando las vidas de los demás, y amando y enriqueciendo todo lo que vive.

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