martes, 6 de noviembre de 2012

LA TEOSOFÍA COMO UNA FORMA DE VIDA



Por Boris de Zirkoff
The Dream That Never Dies, Point Loma Publications 1983, pp. 9-11
Blavatsky Editorial, México, 2003. Traducido por J.R.S.


El valor esencial de las enseñanzas de la Sabiduría Antigua, como una Filosofía de la Vida, está en el hecho de que ellas pueden ser aplicadas a la vida diaria y practicadas como una forma de vida.

Lo que más necesita el mundo actual es una Ética, un sistema filosófico-religioso de pensamiento basado en la conducta ética más elevada. Hemos llegado a acondicionarnos al crimen, nos hemos hecho callosos a la injusticia, inertes a la explotación, y nos hemos acostumbrado al derramamiento de sangre, a la persecución, la guerra, la destrucción de vidas humanas y a la corrupción del comportamiento humano. Ninguna de las instituciones existentes de la religión organizada es capaz de detener la ola de esta caída moral, y esto principalmente porque ninguna de ellas es capaz de proporcionar un fundamento científico sólido del porque de la necesidad del comportamiento ético.

La nota clave de la Ética Teosófica es el auto control, el control de sí mismo—la habilidad de comportarse de acuerdo con los dictados más elevados de la conciencia de uno. En esto, la mayoría de nosotros somos meros aprendices, pero aprendices en una ciencia de vivir que potencialmente contiene dentro de sí misma la solución a todos los problemas de la conciencia humana.

Al vivir en un mundo de gran confusión e incertidumbre, enfrentándose repetidamente a problemas, tanto en la vida personal como en la vida de las naciones, debemos desarrollar dentro de nosotros, ciertas cualidades de consciencia, que a su debido tiempo, harán de nosotros centros de fuerza creadora, canales para el bien, personificaciones del bien y fuerza para otros.

¿Cuáles son algunas de esas actitudes de la mente y del corazón que deberíamos cultivar a fin de poder crecer en estatura interior?.

Una de las más importantes es hacer que surja en nosotros un punto de vista universal acerca de la vida, aunado a una simpatía que abarque a todo el mundo y una comprensión que incluya a todas las gentes de la tierra en que vivimos. ¡Agrandemos nuestra Visión! ¡Ampliemos nuestro horizonte! ¡No permitamos que nuestras mentes se vean absorbidas por las meras rutinas de todos los días!. Más allá de las preocupaciones de cada día, de los deberes personales de la vida familiar, los intereses, está la vida más grande del mundo en su majestuoso alcance, que no se ve afectada por la sordidez de la mayoría de los asuntos humanos.

¡Entremos de vez en cuando en esa vida más grande! Es, por si decirlo, la única forma de recargar nuestras baterías espirituales, y para reconstruir nuestro poco firme valor para ir al encuentro de muchas de las dificultades de la vida personal.

Deberíamos hacer un esfuerzo definitivo para darnos a nosotros mismos tiempo para considerar, pensar y ponderar ciertas Ideas Universales—la Fraternidad Global, la siempre presente vida de los átomos, las estrellas, la inmensidad del futuro, los recursos no aprovechados de la mente y corazón humanos.

Debemos visualizarnos a nosotros mismos, como potencialmente dioses, tratando de desarrollar y expresar sus potencialidades divinas inherentes, conocimiento y fuerza. De acuerdo al poder de nuestro ideal espiritual, y la intensidad de nuestra Visión Interior, así serán los resultados.

Deberíamos entrar en comunión con el espacio; salir y mirar las montañas, los océanos, los campos; caminar bajo la bóveda nocturna de un cielo estrellado y dejar que nuestros ojos y que nuestra mente se pierdan en su inmensidad; pensar en nosotros mismos como parte integral del todo, con el espacio y la infinitud dentro y fuera.

A medida que nuestra consciencia se expanda con el tiempo, llegaremos a rehusarnos a estar contentos con la efusión emocional de las masas, reclamando nuestra herencia de pensamiento creativo. También conservaremos nuestros recursos vitales rehusándonos a tomar parte en las prevalecientes histerias políticas, sociales y religiosas. Las emociones ordinarias son de la superficie, como las olas de un mar tormentoso. Por debajo yacen las profundidades del alma humana, en donde mora el verdadero sí. Todo lo que vale la pena
en la vida humana proviene de esas profundidades insondables, y nace en la intimidad de su silencio.

La gran aflicción y la tragedia son silenciosas; la soledad insospechada es silenciosa; la profunda tristeza del corazón humano también es silenciosa; ¡Sí, incluso el gran y perdurable amor es de muy pocas palabras! Para uno de corazón puro, toda experiencia es una ventana abierta hacia el vasto campo de lo Divino, campos barridos por el Viento del Espíritu, bañados en la radiante luz del sol.

Que nuestro lema sea la amabilidad –una amabilidad y comprensión que nunca decaigan. Tratemos también de perdonar. El resentimiento es fácil; el perdón significa fuerza; se requiere valor para practicarlo. Cultivemos el valor, la justicia, el no tener miedo, tanto en lo pequeño como en lo grande, incluyendo la justicia hacia uno mismo, y el aceptar con ecuanimidad eso que es agradable y lo que es difícil de aguantar. Recuerden: ¡ambos pasarán! Dado que son las cosas difíciles las que nos enseñan una lección más duradera, debemos desarrollar una actitud de aceptación agradecida de todo lo que venga a nuestro encuentro.

Pongamos, todo nuestro esfuerzo para llevarnos bien con los demás. Esto puede lograrse de una manera más fácil y digna viendo a los demás como fragmentos de una Vida Universal. También debemos recordar que lo que vemos en otros es muy frecuentemente lo que ellos ven en nosotros. Somos espejos unos de otros. Aunque exteriormente diferentes, todos participamos de la misma consciencia fundamental– la consciencia del Sí Uno y Universal.

Vistos bajo esta luz los hombres son sólo átomos de vida de una vasta corriente evolutiva que fluye de una era a otra. ¡Pero sobre todas las cosas, vivamos basados en principios y no en personalidades!

Estas últimas son sólo trémulas olas del océano de la vida, mientras que los primeros son las corrientes de la vida misma, que nos llevan hacia metas distantes. Sí deseamos crecer interiormente y hacernos más nobles y fuertes, necesariamente tendremos que ser probados. No hay otra forma. La vida es una serie de despertares, y cada despertar es un nacimiento a una esfera de vida más amplia. Cada nacimiento trae sus tormentos; y por ello el crecimiento es frecuentemente doloroso. La crisálida del sí personal inferior, debe de
romperse antes de que la mariposa –el Alma renacida– pueda emerger a la libertad del cielo infinito.

8 comentarios:

  1. 'La vida es una serie de despertares, y cada despertar es un nacimiento a una esfera de vida más amplia. Cada nacimiento trae sus tormentos; y por ello el crecimiento es frecuentemente doloroso. La crisálida del sí personal inferior, debe de romperse antes de que la mariposa –el Alma renacida– pueda emerger a la libertad del cielo infinito.'

    Gracias Dani, me gusto y por lo tanto lo difundí en otros medios. Un abrazo amigo!

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  2. Gracias por compartir el mensaje Teosofico, el Camino de la Verdadera Vida sin disfraces... totalmente desnudos para empezar de nuevo.



    Una abraçada.

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  3. Gracias a vosotros Olga i Carles por seguir con interés los artículos que se publican en este blog y que humildemente intentan aportar algo de luz.

    Una abraçada

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  4. Gracias por ser un despertar de conciencia, en la vida de conciencia universal, donde todos somos uno y pertenecemos al latido del corazón universal, las produndidades del alma humano vienen del cielo infinito.

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    1. Si mis insignificantes aportaciones consiguen atraer, aunque tan solo sea, la curiosidad de algún lector, puedo entonces considerarme afortunado, puesto que el ser útil a los demás es uno de los motivos que dan sentido a la vida.

      Gracias Marlen por tus amables y agradecidas palabras.

      Un abrazo

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  5. La Sabiduría Antigua, la Sabiduría Eterna, para el que ha llegado a descubrirla, es LA VERDAD, y su única filosofía válida es vivirla coherentemente desde los pensamientos palabras y obras y desde la UNIDAD que somos.

    No podemos pensar que hemos descubierto la VERDAD si no la manifestamos y ésto representaría traer el reino de Dios a la tierra. Lo contrario implicaría una gran responsabilidad para el que ha recibido altos conocimientos y los ignora o los manipula.

    Me estoy expresando no desde la Teosofía por quien siento todo respeto, sino desde la espiritualidad, el esoterismo, el ocultismo, que lo abarca todo.

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    1. Es así com tu dices Ana. El conocimiento adquirido sin asimilación e irradiación del mismo, aparte de no ser lo correcto, como toda energía que no fluye, congestiona y perjudica.

      Gracias por tu aportación

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