viernes, 8 de febrero de 2019

DIALOGOS CONMIGO MISMO (XXXII)




Esta entrada es la continuación de: 


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4ta. Iniciación

Llegados a un alto punto de evolución, el ser humano (si es que podemos llamarlo así, dado el elevado grado espiritual adquirido en ese punto) destruye su cuerpo causal que ha sido hasta ese momento el vehículo del alma. El alma y el ángel solar (puesto que son dos entidades diferentes) vuelven a sus lugares de origen. La primera pasa a formar parte de la substancia del Plano Búdico (el plano de la intuición y la razón pura), añadiéndole al mismo, un matiz de mejora, gracias al largo bagaje existencial acumulado junto al ser humano; el segundo (el ángel solar), vuelve al Corazón del Sol habiendo cumplido su promesa de estar encadenado al ser humano hasta que éste ha llegado a su objetivo, la 4ta Iniciación.

Desde el momento de la destrucción del cuerpo causal (momento en el que el Iniciado exclama: "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado"), la Mónada toma el control de la personalidad del ser humano, la cual ya no se encuentra influenciada por sus tres cuerpos (físico, astral y mente concreta) puesto que fueron trascendidos en la 3a Iniciación; se encuentran bajo control; quedan por debajo del umbral de la conciencia (subconsciente) y pasan a formar parte del cuerpo de manifestación de la Mónada en los tres mundos.

Al no existir alma ni conciencia (puesto que el alma y la conciencia son una misma cosa), ese ser, bajo control de la Mónada, pasa a manifestar "el propósito o voluntad" de la misma, la voluntad divina ("hágase tu voluntad y no la mía", palabras del Cristo crucificado en el momento de recibir la Iniciación).

En ese punto, el ser humano (vuelvo a repetir, dado el alto grado espiritual alcanzado, no estoy seguro de que a ese Ser se le pueda continuar llamando ser humano) es una dualidad Espíritu-Materia; Mónada-Personalidad, pudiendo (quizás) llegar a entender entonces la famosa frase de: "espíritu es materia en su punto más elevado y materia es espíritu en el más bajo"; una desciende sutilizando lo inferior, la otra sube cualificando lo superior. 



 Cristo, Conciencia Crística, Amor y Amor Cósmico

Términos parecidos pero no iguales y que pueden inducir a confusión.

Basándome en las enseñanzas del Maestro Tibetano, creo conveniente aclarar algunos conceptos que extraídos literalmente de algunos textos pueden interpretarse de forma incorrecta e inducir a confusión.

Cuando se refiere al Sol Cósmico no se está refiriendo a nuestro Sol. Nuestro Sol (el Logos Solar) es el receptor de potentísimas energías provenientes de más allá de su influencia, las cuales recibe, reduce su potencia y distribuye dentro de su propio cuerpo de manifestación (nuestro Sistema Solar).

El Sol Cósmico no es Cristo tal como normalmente entendemos a ese Gran Ser que encarnó hace mas de 2000 años, sino una excelsa Entidad que posee “Conciencia Crística”, un estado elevadísimo de conciencia en el que destaca el “Amor Cósmico”, un Amor más allá de la comprensión del ser humano. Cristo, fue el primer Ser que fue capaz de reunir (por medio de las pruebas e Iniciaciones que recibió durante su vida) las condiciones necesarias para ser receptor y portador del “Amor Cósmico”. Es a partir de Su aparición en el planeta y gracias a Él, que la influencia del “Amor Cósmico” llega a nuestro planeta. Anteriormente a su llegada sí existía el aspecto Amor (segundo aspecto de la divinidad, el Hijo de los seguidores del cristianismo) en nuestro planeta pero no de la magnitud que el Cristo es capaz de asimilar y ofrecernos (aunque pocos son capaces de asimilarlo en toda su extensión). Desde entonces y gracias a la labor del Cristo, el planeta (y por tanto todos sus componentes) es beneficiario de esta elevada característica cósmica.

Por tanto, cuando en algún sitio se comenta que el espíritu de Cristo se manifiesta a través del sol, en realidad (y según entiendo) se referiría como comenté a la “Conciencia Crística” y no al Cristo en sí que encarnó hace 2000 años en la Tierra, puesto que el sol (El Logos Solar) no es Cristo, pero sí Quien distribuye el Amor Cósmico en el sistema solar (el Amor que Cristo es capaz de resistir y nos ofrece de forma aminorada).

A nuestros efectos prácticos no tiene demasiada importancia si lo que es capaz de captar nuestro propio estado de conciencia es “el Cristo”, “la Conciencia Crística”, “el Amor” o “el Amor Cósmico” (4 términos distintos aunque relacionados entre sí). Lo importante es que intentemos asimilar, desarrollar y manifestar “el Amor” hacia todo y todos sea al nivel que sea.



7 Captaciones de las Enseñanzas del Tibetano(D.K.)

Las enseñanzas de D.K., son las propias de un gran Maestro y, como tal, escritas de tal forma que, con unas mismas palabras, esas palabras pueden ser interpretadas de 7 maneras diferentes, adecuadas a los 7 estados de conciencia posibles.



Evolución e Involución

En realidad evolución involución son formulismos. Maneras de facilitar al entendimiento humano los diferentes procesos que siguen las diferentes energías o vidas en su devenir.

Todo sigue una dirección, perfeccionarse, superarse, mejorarse...

Las formas, que no dejan de ser diferentes agrupaciones y combinaciones de sustancia, siempre van a mejor, aunque el tiempo necesario sea inmenso (como por ejemplo la evolución de un mineral o una roca), pero esa "materia" necesita de un estímulo para hacerla avanzar, y ese estímulo se lo proporciona la vida (espíritu) que intenta manifestarse a través de cualquier forma. Ese impulso es lo que la hace evolucionar, es decir, perfeccionarse.

La involución es una manera de hacer ver que "esa vida" o energía desciende desde Estados superiores para anclarse a esa forma y "empujarla" durante su larguísima unión a esa forma de vida.

Entonces, viéndolo desde este ángulo, parecería que esa vida "superior" en realidad "involuciona", dado que desciende de estados de conciencia superiores y se une a formas muy elementales o básicas, pero en realidad "evoluciona" puesto que en esa etapa evolutiva, esa es su función a ejercer y, por tanto, esa vida cumple su labor y evoluciona, pero visto desde una perspectiva lineal (que suele ser la que mejor entiende el cerebro), parecería que involuciona.

Todo va en una única dirección, la perfección y la consecución del Plan Divino, pero para los seres humanos nos es más fácil situarnos dentro de esos procesos con menos y mas, con involución y evolución, con negativo y positivo..., pero en realidad todo fluye hacia la perfección divina.



Naturaleza del Espíritu 

La naturaleza del espíritu es, de forma simplista (única forma de tratar temas tan abstrusos) la manifestación de una energía, con un propósito bien definido, de un ser superior.


Dani

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