El presente texto ha sido extraído de una reflexión espiritual de la Asociación Espiritual Mundial Brahma Kumaris
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Debido al apego, nos aferramos a algo (objeto, persona, idea o creencia) y nos identificamos con ello en nuestra conciencia. Cuando el objeto de nuestro apego es amenazado o puede lastimarse o perderse, la experiencia habitual es de pesar y miedo. La posesividad y la ilusión de "mío" se instalan en el interior.
Dentro de la conciencia tenemos una mente para crear ideas, pensamientos, imágenes. Por ejemplo, en la relación con los demás, desarrollamos alguna creencia de cómo han de ser las cosas, de cómo han de comportarse con nosotros. Esta creencia se manifiesta en nuestra mente, en la forma de pensamientos que tienen su origen en la creencia. A la vez, habitualmente creamos una imagen conectada con esta creencia. Puede ser algo tan sencillo como: "Soy una persona experimentada, deberían escuchar mis consejos y hacerme caso".
El problema empieza cuando pierdo la conciencia de mi ser en esos pensamientos que está creando la mente, es decir, me identifico totalmente con esos pensamientos. Ahí es donde se genera el apego. Así que aparece alguien, y su comportamiento es completamente contrario a la imagen que albergo en la mente. Esa persona ignora mis sugerencias y no me escucha. En ese momento, nos lo tomamos como algo muy personal. Así que hay dolor, en la forma de ira, sea sutil o visible. ¿Por qué? Nos hemos identificado con una creencia o imagen de cómo han de ser las cosas y si alguien amenaza o ataca esa imagen o creencia es como si me atacaran o amenazaran a... mí mismo!
Por ello es esencial desarrollar la virtud del desapego. El desapego es el estado natural del alma. Podemos crear ideas, percepciones y perspectivas acerca de las situaciones y personas, pero no necesitamos aferramos a las mismas en nuestra conciencia. Nuestra conciencia es, originalmente, libre. Comprender el proceso del apego es el primer paso, completamente esencial, para iniciar el camino de vuelta a mi estado natural: libre de apegos e identificaciones erróneas.
Buena reflexión.
ResponderEliminarCuando el apego muere nace la LIBERTAD.
Un abrazo.
Gracias Olga i Carles por vuestra visita y comentario.
ResponderEliminarUn abrazo
Quë podria decirte sobre lo que tan bien expresa este comentario.
ResponderEliminarLa atracción hacia la materia y el deseo de poseer es lo que nos mantiene atados a la rueda de muertes y nacimientos.
El apego crea karma por muy elevados que sean nuestros deseos.
Lo importante es ver la diferencia entre lo real y lo irreal y comprender que lo importante és la meta y no tanto el camino.
Un abrazo
Marta
Estoy totalmente de acuerdo contigo Marta. El apego nos ata y es muy difícil deshacernos de nuestras ataduras por nobles que estas sean, pero no se nos pide que seamos perfectos en un día... sino que algún día seamos perfectos.
ResponderEliminarGracias por tu visita y apreciado comentario Marta.
Un abrazo
No es fácil dar amor incondicionalmente sin tener apego y no confundir ese amor con necesidad.
ResponderEliminarAunque lo importante supongo es llegar a conseguirlo y no cuanto tiempo se tarde en ello.
gracias por lo que compartes,
un abrazo
Gracias Zanne por tu comentario y visita.
ResponderEliminarNo es nada fácil. Tienes toda la razón. Si lo fuese, probablemente no nos encontraríamos conversando en este plano de conciencia físico. Es una de las tantas lecciones que hemos de aprender de la escuela de la vida. Puede que de las más difíciles.
Un abrazo