El presente texto ha sido
extraído del libro "Tratado Sobre Magia Blanca" escrito por el Maestro D.K por
medio de A.A.B.
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"Primero, la felicidad tiene su asiento en las
emociones y es una reacción de la personalidad.
Segundo, la alegría es una cualidad del alma,
sentida mentalmente cuando se efectúa el alineamiento.
Tercero, la beatitud es la naturaleza del
espíritu, sobre lo cual es inútil hacer conjeturas, hasta que el alma se de
cuenta de su unicidad con el Padre. Esta comprensión viene después de una etapa
anterior, en la que el yo personal se unifica con el alma. Por lo tanto, la
especulación y el análisis, respecto a la naturaleza de la beatitud, no son de ningún
beneficio para el hombre común, cuyas metáforas y terminología tienen por
fuerza que ser personales y están relacionadas con el mundo de los sentidos. ¿El
aspirante se refiere a su felicidad o a su alegría? Si es a esta última, debe
ser efecto de la conciencia y solidaridad grupales, de la unicidad con todos
los seres y, después de todo, no puede ser interpretado en términos de
felicidad. La felicidad llega cuando la personalidad cumple con esas
condiciones que satisfacen una u otra parte de su naturaleza inferior; cuando
se experimenta una sensación de bienestar físico, contentamiento con su propio
medio ambiente, con las personas que lo rodean o con las oportunidades y
contactos mentales. La felicidad constituye la meta del yo separado.
Sin embargo, cuando tratamos de vivir como
almas, no tenemos en cuenta la satisfacción del hombre inferior, sentimos
alegría en nuestras relaciones grupales y en esas condiciones que conducen a
una mejor expresión de las almas de aquellos con quienes nos ponemos en
contacto. El hecho de aportar alegría a otros, a fin de producir condiciones
mediante las cuales puedan expresarse mejor, podrá tener un efecto físico
cuando tratamos de mejorar sus condiciones materiales, o un efecto emocional
cuando nuestra presencia les trae paz y los eleva, o un resultado intelectual
cuando los estimulamos a pensar clara y comprensivamente. Pero en nosotros su
efecto es de alegría por haber sido altruista y desinteresada nuestra acción y
no depende de las circunstancias o estado social del aspirante. Se renuncia
forzosamente a gran parte de la felicidad cuando la salud es mala, el medio
ambiente difícil y el "karma acumulado durante muchas vidas" agobia,
o cuando las dificultades de la familia, nación o raza, pesan sobre la
personalidad sensible. No debe confundirse la alegría con la felicidad de la juventud
o la satisfacción autocentrada de la persona egoísta o insensible, que se
oculta detrás de sus deseos."
...sentimos alegría en nuestras relaciones grupales y en esas condiciones que conducen a una mejor expresión de las almas de aquellos con quienes nos ponemos en contacto...
ResponderEliminarHermoso texto.
Gracias Dani, un beso.
Como bien dice el Maestro Tibetano, la felicidad es de la personalidad, la alegría del alma y la beatitud del Espíritu.
ResponderEliminarGracias Adri por estar.
Abrazos
¿Hemos sentido alguna vez esa alegría que invade nuestro ser sin ninguna causa aparente?
ResponderEliminarCreo que sin amor la alegría no es posible, y ni una ni la otra se relacionan con la forma ni se pueden describir, porqué son estados de consciencia.
El Maestro Tibetano siempre nos orienta hacia aquellas enseñanzas que necesitamos aprender en aquel momento de nuestras vidas, y ésta puede ser una de ellas.
Es importante aprender a ver las cosas de la vida que se hallan más allá de la forma y dejar penetrar en nuestro interior la belleza que se oculta en el interior de todo lo creado. Cuando la descubramos nos invadirá una sana alegría que cambiará nuestra perspectiva de la vida.
Gracias Dani
Un fuerte abrazo
Marta
Gracias Marta por tus siempre bien dirigidos conentarios, los cuales nos estimulan a avanzar en la dirección correcta.
EliminarUn fuerte abrazo