lunes, 11 de octubre de 2010

LA VOLUNTAD Y EL DESEO


La voluntad es posesión exclusiva del hombre en este nuestro plano de conciencia. Lo divide del bruto en el que sólo está activo el deseo instintivo.

El deseo, en su aplicación más amplia, es la fuerza creativa en el Universo. En este sentido es indistinguible de la Voluntad: pero nosotros los hombres nunca conoceremos el deseo bajo esta forma mientras sólo permanezcamos como hombres. Por consiguiente, la Voluntad y el Deseo son considerados aquí como opuestos.

Es así como la Voluntad es la progenie de lo Divino, del Dios en el hombre. El Deseo es la fuerza motriz de la vida animal.

La mayoría de los hombres viven en y por el deseo, confundiéndolo con la voluntad. Pero aquél que quiera lograr la realización, deberá separar la voluntad del deseo, y hacer de su voluntad el gobernante, ya que el deseo es inestable y, siempre está cambiando mientras que la voluntad es firme y constante.

Tanto la voluntad como el deseo son creadores absolutos. que forman al hombre mismo y, las circunstancias que lo rodean. Pero la voluntad crea inteligentemente –mientras que el deseo ciega e inconscientemente. Por lo tanto, el hombre se hace a sí mismo a la imagen de sus deseos, a menos que se cree a sí mismo a la semejanza de lo Divino. a través de su voluntad, la hija de la luz.

Su tarea es doble: despertar la voluntad. reforzándola por el uso y la conquista, para hacerla regidora absoluta dentro del cuerpo: y en paralelo a esto, purificar el deseo. El conocimiento y la voluntad son las dos herramientas para el logro de esta purificación.


Fuente: (Will and Desire, Lucifer, oct. 1887)

4 comentarios:

  1. francisco jsoe garcia18 de diciembre de 2010, 20:47

    Había una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, había tenido muy mala suerte, le robaban las presas y el gallinero que encontró tenía un perro guardián muy atento y un amo rápido en acudir con la escopeta.
    Ciertamente estaba muertecita de hambre cuando encontró unas parras silvestres de las que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la parra había unas piedras, como protegiéndolas.—Al fin va a cambiar mi suerte, —pensó relamiéndose—, parecen muy dulces. Se puso a brincar, intentando alcanzarlos, pero se sentía muy débil, sus saltos se quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. Así que se dijo: —Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no están maduras.
    Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las piedras parándose en dos patas hubiese alcanzado los racimos, esta vez le faltó algo de astucia a doña zorra, parece ser que el hambre no la deja pensar.

    MORALEJA:
    Hay que esforzarse para conseguir lo que se desea pero pensando primero que es lo que queremos y como conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar brincos cuando lo que necesitamos es estirarnos, y perdamos el tiempo y el esfuerzo.

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  2. Instructiva fábula. Gracias por el comentario Francisco José.

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  3. Hay grados de voluntad que están determinados por nuestro avance espiritual, no avance de conocimientos, avance de nivel de conciencia.

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    Respuestas
    1. Es un tema complejo. Lo que para nosotros es voluntad en los planos de nuestro sistema solar es deseo en los planos cósmicos.

      Gracias por participar

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