Hasta ahora, la humanidad no ha escrito su propia historia sino que se ha adaptado a ella en su lugar. Sin embargo hoy, en nuestra nueva etapa de desarrollo, nosotros seremos los que completemos nuestra historia. Esta oportunidad se nos entrega por primera vez tras miles de años de infancia.
En todo el transcurso de la historia, el hombre se desarrolló bajo el gobierno del egoísmo, cuyo crecimiento constante automáticamente nos obligó a buscar los medios y maneras de satisfacer nuestros deseos. De esta manera, la naturaleza dirigió nuestro movimiento básicamente al despojarnos de nuestro libre albedrío. El hombre no se cambió a sí mismo conscientemente; en su lugar, la naturaleza lo cambió de acuerdo con su programa.
Desde nuestro punto de vista, nos pareció que cambiamos el entorno de acuerdo a nuestros requerimientos cuando fue necesario, pero ha llegado el momento de que el hombre cambie en correspondencia con la naturaleza. Los científicos han comenzado a estar de acuerdo con esto.
¿En general, qué es la “naturaleza” a la que hemos tratado de conquistar en vano por tanto tiempo?
Cuando una madre sale del cuarto de los niños, dejando que su bebé juegue con sus juguetes, ¿se siente el bebé libre? Si. Él realmente disfruta su tiempo solo y no entiende que ella lo vigila con sus atentos y amorosos ojos. Él siente que es libre. Así es como la “naturaleza”, el sistema de gobierno donde existimos, también está oculto de nosotros. Engendra nuestra sensación de libertad, aun cuando en realidad la libertad simplemente no existe. Esta ilusión fue específicamente planeada por la evolución de manera que nos desarrolláramos libremente dentro de nuestro egoísmo, usando y siguiendo nuestros deseos tanto como nuestra naturaleza, cualidades, y posibilidades nos lo permitieran.
Y pensamos que esto era bueno, que podíamos y debíamos desarrollarnos de esta manera. Las relaciones sociales y las tecnologías cambiaron; constantemente cambiábamos cosas, apresurándonos hacia algún lugar, siguiendo el mandato de nuestra esencia, de nuestros deseos egoístas cada vez más grandes. Al mismo tiempo, queríamos cada vez mayor un poder sobre la naturaleza. El hombre no pensó en lo que estaba haciendo; simplemente actuó con base en sus deseos.
Cuando la naturaleza nos da ciertos deseos, sólo podemos funcionar dentro de sus límites. No podemos ir más allá de ellos. Comida, sexo, conocimiento, fama, y poder, cada persona tiene su propia combinación de esos deseos y los realiza en consecuencia. La naturaleza nos mueve gradualmente desde el interior, “desde atrás”. Los impulsos que despierta en nosotros en combinación con el entorno circundante lo determinan todo.
En esencia, yo represento un mecanismo administrativo. Los deseos despiertan dentro de mí, ciertas circunstancias suceden, pero estoy limitado por mi moral, por mis habilidades físicas y mentales, así como por las normas de mi entorno, y las leyes comunes de una naturaleza global. Al final, simplemente trato de realizar mis deseos tanto como sea posible bajo condiciones que no fueron establecidas por mí. Entonces, resulta que no soy más que un mecanismo administrativo. Los deseos y condiciones son predeterminados y esto me empuja hacia la auto realización.
Ese fue nuestro camino: Los errores del hombre, sus buenas y malas acciones, todo eso fue necesario e inevitable en las etapas previas de desarrollo hasta la época actual. Contra su voluntad, el hombre recibió propiedades innatas y se encontró en un entorno particular sin tener una opción.
Y aun así, el no pensó que todo esto estaba predeterminado. Como un niño, simplemente jugaba y se sentía libre debido a la ausencia de su madre, mientras que ella sólo escapó de su campo de visión.
Dr. M. Laitman
(50176 -De una charla acerca de un nuevo libro 7/18/2011)
Hay mucha información muy interesante aqui tambien, gracias y Namaste
ResponderEliminarGracias Susana por visitar el blog. Me alegra saber que es de tu interés la información contenida en el mismo.
ResponderEliminarNamaste