Extraído del libro “La Reaparición de Cristo”
-Capítulo V-. Maestro Tibetano (A.A.B)
1. La
Ley de Renacimiento es una de las grandes leyes naturales de
nuestro planeta.
2. Es un proceso establecido, que se lleva a
cabo de acuerdo a la Ley
de Evolución.
3. Está íntimamente relacionada y
condicionada por la Ley
de Causa y Efecto.
4. Es un proceso de desenvolvimiento
progresivo que permite al hombre avanzar desde las formas groseras del
materialismo irracional hasta lograr la perfección espiritual y una inteligente
percepción que le permitirá llegar a ser un miembro del Reino de Dios.
5. Explica las diferencias que existen entre
los hombres y en conexión con la Ley de Causa y Efecto
(denominada Ley del Karma en Oriente) justifica las diferentes circunstancias y
actitudes hacia la vida.
6. Es la expresión del aspecto voluntad del
alma y no el resultado de la decisión de una forma material; es el alma, que
existe en todas las formas, quien reencarna, elige y construye los adecuados
vehículos físico, emocional y mental, con los cuales puede aprender las
correspondientes y necesarias lecciones.
7. La
Ley de Renacimiento (en lo que concierne a la humanidad)
entra en vigencia en el plano del alma. La encarnación es motivada y dirigida
desde el nivel del alma en el plano mental.
8. Las almas encarnan cíclicamente en grupos,
de acuerdo a la ley, a fin de establecer correctas relaciones con Dios y con
sus semejantes.
9. El desenvolvimiento progresivo, de acuerdo
a la Ley de
Renacimiento, está condicionado en gran parte por el principio mental,
"así como el hombre piensa en su corazón, así es él". Estas breves
palabras merecen cuidadosa reflexión.
10. De acuerdo a la Ley de Renacimiento el ser
humano desarrolla su mente con lentitud; luego ésta comienza a controlar la
naturaleza emocional sensoria y, finalmente, revela al hombre su alma,
naturaleza y medio ambiente.
11. En esa etapa de desarrollo el hombre
empieza a hollar el Sendero de Retorno y se dirige gradualmente (después de
muchas vidas) hacia el Reino de Dios.
12. Cuando el hombre por el desarrollo de la
mente, por la sabiduría, el servicio práctico y la comprensión, ha aprendido a
no pedir nada para el yo separado, ya no desea vivir en los tres mundos y se
libera de la Ley
de Renacimiento.
13. Entonces es consciente del grupo, del
alma de su grupo y del alma de todas las formas, alcanzando, tal como Cristo
dijera, una etapa de perfección crística, llegando "a la medida de la edad
de la plenitud de Cristo" (Ef. 4,13).
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