Nota clave:
"Siempre que haya un debilitamiento de la
Ley y un crecimiento de la ilegalidad en todas partes, entonces Yo me
manifiesto."
"Avatar
es aquel que posee la capacidad (además de una tarea autoiniciada y un destino
predesignado) de trasmitir energía y poder divinos. Esto constituye lógicamente
un profundo misterio que Cristo demostró en forma singular y en relación con la
energía cósmica. Por primera vez en la historia planetaria, hasta donde podemos
saberlo, trasmitió la divina energía del amor directamente a nuestro planeta y
en forma muy definida a la humanidad. A estos Avatares o Mensajeros divinos,
también se los vincula con el concepto formulado por alguna Orden subjetiva
espiritual, o Jerarquía de Vidas espirituales, que se ocupa de desarrollar el
bienestar humano. Todo lo que realmente sabemos es que en el transcurso de
las épocas, grandes y divinos Representantes de Dios personifican el propósito
divino y afectan de tal manera el entero mundo, que Sus nombres e influencias
se conocen y se sienten miles de años después que han dejado de caminar entre
los hombres. Repetidas veces han venido y han cambiado al mundo legando una
nueva religión mundial; sabemos también que por la promesa de la profecía y la
fe, el género humano ha esperado su retorno en momentos de necesidad. Estas
afirmaciones se refieren a hechos históricamente comprobados. Más allá de esto
se conocen muy pocos detalles.
La palabra sánscrita "Avatar", significa literalmente "descendiendo desde muy lejos". Ava (como prefijo de verbos y sustantivos verbales) expresa la idea de "lejos, lejano, distancia", Avataram (comparativo) más lejano. La raíz AV parece trasmitir la idea de protección desde lo alto, empleándose hoy en palabras compuestas que se refieren a la protección que proviene de reyes o regentes; en lo que respecta a los dioses significa aceptación favorable cuando se ofrece un sacrificio. Puede decirse que la raíz de la palabra significa: "Descendiendo con la aprobación de la fuente superior de la cual proviene, a fin de beneficiar el lugar para el que fue destinado." (Diccionario Sánscrito de Monier Williams)).
Sin
embargo, todos los Avatares o Salvadores mundiales, expresan dos incentivos
básicos: la necesidad de Dios de hacer contacto con la humanidad y relacionarse
con los hombres, y la necesidad que tiene la humanidad de entrar en contacto
con la divinidad y ser ayudada y comprendida por ella. Por estar sujetos a
estos incentivos, todos los verdaderos Avatares son por lo tanto intermediarios
divinos. Pueden actuar de esta manera porque se han emancipado completamente de
toda limitación y sentimiento de egoísmo y separatividad, y ya no son de acuerdo a las comunes normas humanas el centro dramático de sus propias vidas,
como lo somos la mayoría de nosotros. Cuando han alcanzado esa etapa de
descentralización espiritual pueden
convertirse en verdaderos acontecimientos en la vida de nuestro planeta, porque
todos los ojos dirigen sus miradas hacia Ellos, y todos los hombres pueden ser
afectados por Ellos. Por lo tanto, un Avatar o un Cristo, aparece por dos
razones: la incógnita e inescrutable Causa que lo impele a hacerlo y la demanda
o la invocación de la humanidad misma.
Un Avatar que llega es, en consecuencia, un acontecimiento espiritual que trae
grandes cambios y restauraciones, para inaugurar una nueva civilización o restablecer
"antiguos jalones" y llevar al hombre más cerca de lo divino. Han
sido descritos como "hombres extraordinarios que aparecen de vez en cuando
para cambiar la faz del mundo e inaugurar una nueva era en el destino de la
humanidad". Llegan en momentos de crisis; frecuentemente crean crisis, a
fin de poner término a lo antiguo e indeseable, reemplazándolo por las formas
nuevas y más apropiadas para la evolucionante vida de Dios, inmanente en la
naturaleza. Llegan cuando el mal predomina. Aunque sólo sea por esta razón
podemos en la actualidad esperar un Avatar. El escenario adecuado para la
reaparición de Cristo está ya preparado.
Hay
Avatares de muchas graduaciones y clases; unos son de gran importancia planetaria
porque expresan ciclos completos de futuros desarrollos y emiten la nota y la
enseñanza que introducirán en Sí Mismos una nueva era y una nueva civilización.
Ellos personifican las grandes verdades que las razas humanas deben tratar de
conocer y constituyen todavía el objetivo de las más grandes mentalidades de la
época, a pesar de ser incomprendidas. Determinados Avatares también expresan en
Sí Mismos la suma total de la realización humana y la perfección racial,
llegando a ser los "hombres ideales" de las épocas. A otros más
evolucionados se les permite ser custodios de algún principio y cualidad
divinos, que requieren una nueva presentación y expresión en la Tierra, y
pueden serlo porque han logrado la perfección y alcanzaron la más elevada iniciación
posible. Tienen el don de ser esas cualidades espirituales personificadas porque
han expresado íntegramente tal cualidad y principio específicos, y pueden
actuar como canales para trasmitirlos desde el centro de toda Vida espiritual.
Ésta es la base de la doctrina de los Avatares y Mensajeros divinos.
Así fue
Cristo, dos veces Avatar, no solamente porque emitió la nota clave de la nueva
era (hace más de dos mil años), y también en forma misteriosa e incomprensible
personificó en Sí Mismo el divino principio del Amor, siendo el primero
que reveló a los hombres la verdadera naturaleza de Dios. La demanda invocadora
de la humanidad (el segundo de los incentivos que producen una Aparición
divina) tiene un efecto poderoso, pues las almas de los hombres poseen,
especialmente cuando actúan en forma conjunta, algo que es afín con la
naturaleza divina del Avatar. Todos somos Dioses e hijos de un solo Padre, como
lo ha dicho el último Avatar que ha venido, el Cristo. En cada corazón humano
existe ese centro divino que, cuando entra en actividad, puede evocar respuesta
desde ese elevado Lugar donde Aquel que viene espera su momento oportuno para
aparecer. Únicamente la demanda unida de la humanidad y su "intención masiva"
puede precipitar el descenso (como se lo denomina) de un Avatar.
Resumiendo:
la doctrina de los Avatares y la doctrina de la continuidad de la revelación
van paralelas. En todas las épocas y en cada gran crisis humana, y siempre en
las horas de necesidad, en la creación de una nueva raza o en el despertar de
una humanidad preparada para recibir una nueva y más amplia misión, el Corazón
de Dios impulsado por la Ley de
Compasión envía un Instructor, un Salvador del mundo, un Iluminador, un Avatar,
un Intermediario Transmisor, un Cristo. Trae el mensaje de curación que
indicará el próximo paso que la raza humana debe dar; además iluminará un
oscuro problema mundial, e impartirá al hombre el conocimiento de un aspecto de
la divinidad hasta ahora incomprendido. La doctrina de los Avatares, Mensajeros
divinos, Apariciones divinas y Salvadores, está fundada en el hecho de la
continuidad de la revelación y en la secuencia de esta manifestación progresiva
de la naturaleza divina. La historia da testimonio inequívoco de todos Ellos.
En la realidad de esta continuidad, de esta secuencia de Mensajeros y Avatares
y en la horrenda y espantosa necesidad de la humanidad de esta época, se basa
la expectativa mundial de la reaparición de Cristo. El reconocimiento innato de
estas realidades ha producido el clamor invocador, elevado constantemente por
la humanidad, en demanda de algún alivio o intervención divina; el reconocimiento
de estos hechos también inspirará el mandato que ha surgido desde "el
centro donde la voluntad de Dios es conocida”, para que el Avatar venga
nuevamente; el conocimiento de ambas demandas indujo al Cristo a prometer a
todos Sus discípulos del mundo que Él reaparecería cuando hayan realizado el
trabajo preparatorio necesario.
Los
Avatares más comúnmente conocidos y reconocidos son: Buda en Oriente y Cristo
en Occidente. Sus mensajes son familiares a todos, y los frutos de Sus vidas y
palabras han condicionado el pensamiento y la civilización de ambos
hemisferios. Debido a que son Avatares humanos divinos, representan aquello que
la humanidad puede comprender fácilmente, porque su naturaleza es igual a la
nuestra, "carne de nuestra carne, espíritu de nuestro espíritu"; los
conocemos y confiamos en ellos, significando para nosotros más que otras
Apariciones divinas. Son conocidos por millones de seres que también Los
conocen, confían en Ellos y Los aman. Cada uno estableció un núcleo de energía
espiritual que está más allá de nuestra capacidad de comprensión. La tarea
incesante de un Avatar consiste en establecer un núcleo de energía persistente
y espiritualmente positivo; enfoca o introduce una verdad dinámica, una potente
forma mental o un vórtice de energía magnética en el mundo del humano vivir.
Este punto focal actúa acrecentadamente como transmisor de energía espiritual;
permite a la humanidad expresar alguna idea divina que con el tiempo produce
una civilización con su consiguiente cultura, religión, política, gobierno y métodos
educativos. Así se hace la historia, la cual después de todo no es más que el
registro de la reacción cíclica de la humanidad hacia alguna afluyente energía
divina, hacia un líder inspirado o algún Avatar.
Un
Avatar es por lo general, por tiempo indefinido, un Representante del segundo
aspecto divino, el de Amor Sabiduría, el Amor de Dios. Se manifestará como un
Salvador, un Constructor, un Preservador; la humanidad no está todavía suficientemente
desarrollada ni adecuadamente orientada hacia la vida del Espíritu como para
resistir fácilmente el impacto de un Avatar que exprese la dinámica voluntad de
Dios. Para nosotros (y ésta es nuestra limitación), Avatar es aquel que
preserva, desarrolla, construye, protege, ampara y socorre los impulsos espirituales
por los cuales vive el hombre. La necesidad del hombre y su demanda de
preservación y ayuda, hace que Él se manifieste. La humanidad necesita Amor,
comprensión y correctas relaciones humanas, como expresión de una divinidad
realizada. Esta necesidad nos trajo anteriormente al Cristo como Avatar de
Amor. Cristo, ese gran Mensajero humano divino, debido a su magna realización -
en el sentido de su comprensión trasmitió
a la humanidad un aspecto y una potencialidad de la naturaleza de Dios mismo,
el principio Amor de la Deidad. La luz, la aspiración y el reconocimiento de
Dios Trascendente ha sido la expresión vacilante de la actitud humana hacia
Dios, antes del advenimiento del Buddha, el Avatar de la Iluminación. Cuando
vino el Buddha demostró en su propia vida la realidad de Dios Inmanente y de
Dios Trascendente, de Dios en el universo y de Dios en la humanidad. La
individualidad de la Deidad y del yo en el corazón del hombre llegó a ser una
realidad en la conciencia humana. Fue una verdad relativamente nueva para el
hombre.
Sin
embargo, las Escrituras mundiales acentuaron muy poco a Dios como aspecto Amor,
hasta que vino Cristo y vivió una vida de amor y de servicio y dio a los
hombres el nuevo mandamiento de amarse los unos a los otros. Después de su
venida como el Avatar de Amor, Dios llegó a ser conocido como amor supremo,
amor como meta y objetivo de la creación, amor como principio fundamental de
las relaciones y amor que actúa en todo lo manifestado, que se dirige hacia un
Plan motivado por el Amor. Cristo reveló y acentuó esta divina cualidad, que alteró
el vivir, las metas y los valores humanos.
La
razón por la cual Él no ha venido nuevamente se debe a que sus seguidores no
han realizado el trabajo necesario en todos los países. Su venida depende en
gran parte, como veremos más adelante, de que se establezcan las correctas
relaciones humanas, lo cual fue obstaculizado por la iglesia en el transcurso
de los siglos, y no ha ayudado a ello debido a su fanatismo de hacer
"cristianos" a todos los pueblos, en vez de seguidores del Cristo. Ha
recalcado la doctrina teológica y no el amor y la comprensión amorosa como
Cristo la ejemplificó. Predicó la doctrina del iracundo Saúl de Tarso y no la
del bondadoso carpintero de Galilea. Por eso Él está esperando. Pero su hora
ya ha llegado, debido a la "necesidad" de todos los pueblos, a
la demanda invocadora de las masas de todas partes y a la petición de Sus
discípulos que profesan todos los credos y religiones del mundo.
No nos
es dable conocer aún la fecha y el momento de Su reaparición. Su venida depende
de la demanda (tantas veces silenciosa) de todos los que aguardan con intención
masiva; también de que las correctas relaciones humanas estén mejor establecidas,
y de determinado trabajo que realizan hoy los Miembros avanzados del Reino de
Dios, la Iglesia Invisible, la Jerarquía espiritual de nuestro planeta; además
depende hoy de la constancia de los discípulos de Cristo en el mundo y de Sus colaboradores
iniciados que actúan en los numerosos grupos religiosos, políticos y
económicos. A esto debe agregarse lo que los cristianos acostumbran llamar
"la Voluntad inescrutable de Dios", ese propósito no reconocido del
Señor del Mundo, el Anciano de los Días (como se lo llama en El Antiguo
Testamento), Que conoce Su propio pensamiento, irradia la cualidad más elevada
del amor y enfoca Su voluntad en Su propio lugar elevado, dentro del centro
donde "la voluntad de Dios es conocida".
Cuando
aparezca el Cristo, el Avatar de Amor, entonces "Los hijos de los hombres
que son ahora los hijos de Dios apartarán Sus rostros de la Luz resplandeciente
e irradiarán esa Luz sobre los hijos de los hombres que todavía no saben que
son los hijos de Dios". Entonces aparecerá Aquel que viene; Sus pasos se
acelerarán en el valle de las sombras, porque el Todopoderoso que se halla
sobre la cumbre de la montaña, exhala amor eterno, luz suprema y pacífica y
silenciosa voluntad.
"Entonces
responderán los hijos de los hombres. Una nueva luz brillará en el cansado y
lúgubre valle de la tierra. Una nueva vida circulará por sus venas y su visión
abarcará todos los caminos de lo que vendrá".
"Así
vendrá nuevamente la paz a la tierra,
pero una paz desconocida hasta ahora. Entonces la voluntad al bien
florecerá como comprensión, y la comprensión fructificará como buena voluntad
en los hombres."
"La Reaparición de Cristo. Capítulo I" por el Maestro Tibetano (Alice A. Bailey)
Gracias Dani por tan excelente entrada.
ResponderEliminarUn abrazo en éste flamante 2016.
Es excelente porque habla de Seres excelentes.
EliminarAlgo larga de leer pero corta y fácil en relación a la facilidad de entender su mensaje.
Gracias por continuar siendo en el 2016 igual que en el 2015.
Abrazos
La cuestión es si estamos preparados para que venga el Avatar.
ResponderEliminarEn el mundo actualmente existen muchas almas avanzadas que están dedicadas a despertar y a ennoblecer las consciencias.
En tiempos difíciles todos elevamos la vista al cielo esperando que " la misericordia de Dios " o de Cristo sea dirigida a nosotros y nos libre del sufrimiento que causa el mal.
Todos los creyentes del mundo esperamos Su venida, pero ¿ que estamos dispuestos a dar nosotros ? .
Los grupos esotéricos mundiales encarnados, fueron entrenados desde principios del siglo pasado para que dieran a conocer al mundo la existencia de la Jerarquía y de su Guía el Cristo como Instructor del mundo y futuro Avatar, a fin de despertar las consciencias y se abrir un camino de Luz por el cual puede descender el Avatar precedido de toda Su cohorte .
A este trascendente acontecimiento hay que añadir el retorno de la Jerarquía a la Tierra, la cual precederá Su advenimiento. Discípulos aceptados, Iniciados, Maestros y Ángeles de categoría espiritual superior, todos ellos pertenecientes a alguno de los Ashramas de la Jerarquia, están descendiendo a la encarnación con el fin de preparar Su Venida. Son la avanzada y los canales a través de los cuales fluirán las potentes energías que todos los reinos de la naturaleza tendremos que ir asimilando si es que somos capaces de resistirlas.
No sabemos si el Avatar encarnará en cuerpo físico y creo que esto no es lo importante (aunque existe una gran mayoría de seres humanos que todavía llevamos dentro esta tendencia mística que anhela ver al Maestro de Maestros de Ángeles y de hombres) Lo importante no es Su forma externa sinó el nuevo Mensaje que ha de traer y que esta vez, tal como apunta el artículo, será muy distinto del que nos trajo hace más de dos mil años. Entonces vino como representante de la Jerarquía para demostrar que el Amor es la fuerza más grande de este universo. Esta vez vendrá para dar a conocer el Poder y el Propósito que se halla en el Reino de Dios, Shamballa.
Gracias Dani por ofrecernos esta información de tan enorme trascendencia para la humanidad.
Un fuerte abrazo
Marta
Como bien dices sería estupendo poder ver reaparecer al Cristo. Otra cosa será si la humanidad se encuentra preparada para ello.
EliminarEsperemos que así sea.
Un fuerte abrazo
Cuando estemos despiertos...
ResponderEliminarVendrà y la gran mayoría responderà a la resurreción.
Un Abrazo.
Esperemos que no tarde demasiado en venir.
EliminarUn abrazo