Extraído del libro "Tratado sobre Magia Blanca" del Maestro Tibetano por medio de A.A.Bailey
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"El pensamiento de los hombres siempre ha sido
religioso. No ha existido época en que no estuvieran presentes la religión y
los pensamientos de los hombres acerca de Dios, del Infinito y de la Vida que
trajo todo a la existencia. Aún las razas salvajes más ignorantes han
reconocido una Potestad y trataron de definir su relación con esa Potestad, en
términos de temor, sacrificio o propiciación. Desde la rudimentaria adoración a
la naturaleza, del fetichismo y de la degradada adoración a los ídolos, del
hombre primitivo, hemos erigido una estructura de la verdad, que si bien es aún
imperfecta e inadecuada, en efecto, sienta las bases del futuro Templo de la
Verdad, donde se verá la luz del Señor y será una expresión adecuada de la
Realidad.
De las tinieblas del tiempo han surgido las
grandes religiones, las cuales, si bien diversas en sus teologías y formas de
adoración, aunque están caracterizadas por diferente tipo de organización y
ceremonial y difiriendo en sus métodos de aplicación de la verdad, están unidas
en tres aspectos fundamentales:
1. En
su enseñanza, respecto a la naturaleza de Dios y del hombre.
2. En
su simbolismo.
3. En
ciertas doctrinas fundamentales.
Cuando los hombres reconozcan esto y logren
aislar esa interna y significativa estructura de la verdad, que es la misma en
todos los climas y en todas las razas, entonces surgirá la religión universal,
la Iglesia Una y ese unificado, aunque no uniforme acercamiento a Dios, que
demostrará la verdad de las palabras de San Pablo "Un Señor, una fe, un
bautismo... ; Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por todos y en
todos." Las teologías desaparecerán al conocerse a Dios; las doctrinas y
los dogmas ya no se considerarán necesarios, porque la fe estará basada en la
experiencia, y la autoridad cederá su lugar a una apreciación personal de la
Realidad. El poder de la Iglesia sobre el grupo será reemplazado por el poder
del alma, despierta ya en los hombres; la época de los milagros y de las
disputas sobre el por qué y el cómo de esos milagros, con el consiguiente
escepticismo o agnosticismo, cederán a la comprensión de las leyes de la
naturaleza que controlan el reino superhumano y la etapa sobrenatural del
proceso evolutivo. El hombre recibirá su herencia divina y se reconocerá como
Hijo del Padre, con todas las características, poderes y capacidades divinos
que le pertenecen por dote divina. Pero, mientras tanto, ¿qué tenemos? La
ruptura de la vieja y establecida tradición, la rebelión contra la autoridad,
sea de la iglesia, dogma, doctrina o teología; la tendencia hacia la
autodeterminación; el derrumbamiento de antiguas normas y viejas barreras de
pensamiento, y las divisiones entre razas y creencias.
Por eso estamos pasando por una etapa
intermedia de caos y dudas, de rebeldía y aparente libertinaje. Los métodos de
la ciencia se están aplicando a la creencia religiosa -investigación y
análisis, comparación y deducción. La historia de las religiones, las bases de
la doctrina, el origen de las ideas y el acrecentamiento de la idea de Dios,
están siendo investigados y estudiados. Esto conduce a muchas controversias y
al rechazo de las antiguas ideas establecidas respecto a Dios, el alma, el
hombre y su destino. Siempre han existido escuelas de pensamiento que difieren
en ideas y métodos, y las seis Escuelas de la Filosofía India han encarnado en
sí prácticamente, todas las conjeturas fundamentales del hombre sobre el por
qué y para qué de la manifestación. Poco nuevo ha agregado Occidente a estas
seis escuelas especulativas, si bien la mente occidental, con su genio para la
técnica y los métodos científicos, ha elaborado las ideas y diferenciado las
seis teorías en una multiplicidad de proposiciones menores. De la miscelánea de
ideas, teorías, especulaciones, religiones, iglesias, cultos, sectas y
organizaciones, surgen dos líneas principales de pensamiento -una destinada
finalmente a desaparecer, la otra a fortalecerse y a aumentar, hasta que dé
nacimiento (para nosotros) a la última formulación de la verdad que será
suficiente para la próxima era y llevará al hombre al elevado pináculo del
Templo y al Monte de la Iniciación. Estas dos líneas son:
1. Aquellos que miran hacia el pasado y se
aferran a las viejas costumbres, a las antiguas teologías y a los métodos
reaccionarios de rechazo para hallar la verdad. Ellos reconocen la autoridad,
sea la de un profeta, una biblia o una teología. Son los que prefieren obedecer
a la autoridad impuesta, en vez de la guía autoimpuesta de un alma iluminada.
Siguen a una Iglesia y a un gobierno, se caracterizan por la devoción y el amor
puros, pero no quieren reconocer la divina inteligencia de que están dotados.
Su devoción, su amor a Dios, su conciencia estricta, pero desviada, y su
intolerancia, los señalan como devotos, pero están cegados por su propia
devoción, siendo su progreso limitado por el fanatismo. Pertenecen en su
mayoría a la vieja generación, y la esperanza para ellos está en su devoción y
en el hecho de que la misma evolución los llevará adelante hacia el segundo
grupo.
Al primer grupo se le ha encomendado el
trabajo de cristalización, que dará como resultado la completa destrucción de
la vieja forma; se le ha confiado la tarea de definir las antiguas verdades, a
fin de clarificar la mente de la raza y reconocer lo esencial y lo no esencial,
por lo que son, y comparar en tal forma las ideas fundamentales con las
formulaciones de los dogmas, que lo básico será percibido y se rechazarán las
creencias secundarias y sin importancia, porque sólo lo fundamental y causal
tendrá valor en la era venidera.
2. El segundo grupo es todavía una minoría muy
reducida, pero aumenta constantemente. Es ese grupo interno de los que aman a
Dios, los místicos intelectuales, los conocedores de la realidad, que no
pertenecen a una definida religión u organización, pero se consideran miembros
de la Iglesia universal y "miembros los unos de los otros". Son extraídos de cada nación, raza y pueblo; de
todo color y escuela de pensamiento, y sin embargo hablan el mismo idioma,
aprenden mediante los mismos símbolos, siguen el mismo sendero, han rechazado
las mismas cosas no esenciales y han aislado el mismo conjunto de creencias
esenciales. Se reconocen entre sí; otorgan igual devoción a los conductores
espirituales de todas las razas y utilizan con igual libertad la biblia de los
demás. Forman el trasfondo subjetivo del nuevo mundo; constituyen el núcleo
espiritual de la venidera religión mundial; son el principio unificador que
oportunamente salvará al mundo.
En el pasado hemos tenido Salvadores mundiales
-Hijos de Dios que anunciaron un mensaje mundial y trajeron acrecentada luz a
los pueblos. Ahora, en la plenitud del tiempo, y mediante el trabajo de
evolución, está emergiendo un grupo que tal vez traerá la salvación al mundo y
que -encarnando las ideas grupales y demostrando la naturaleza grupal,
manifiesta en forma reducida el verdadero significado del cuerpo de Cristo, y
dando al mundo una imagen de la verdadera naturaleza de un organismo espiritual
-estimulará y energetizará de tal modo los pensamientos y las almas de los
hombres, que la nueva era se presentará por afluencia del amor, del
conocimiento y de la armonía de Dios Mismo.
En el pasado, las religiones han sido fundadas
por una gran alma, un Avatar y una personalidad espiritual sobresaliente, y el
sello de sus vidas, palabras y enseñanzas, se ha marcado en la raza y ha
persistido durante muchos siglos. ¿Cuál será el efecto del mensaje de un Avatar
grupal? ¿Cuál será la potencia del trabajo de un grupo de -conocedores de Dios,
anunciando la verdad y reunidos subjetivamente para el trabajo de salvar al
mundo? ¿Cuál será el efecto de la misión de un grupo de Salvadores del mundo,
no como Cristos, pero todos conocedores de Dios en cierta medida,
complementando sus esfuerzos mutuamente, reforzando su mensaje recíprocamente y
constituyendo un organismo por el cual la energía espiritual y el principio
vida espiritual, pueden hacer sentir su presencia en el mundo?
Este grupo y sus miembros existen en todos los
países. Relativamente son pocos y contados, pero su número aumenta y su mensaje
será percibido en forma acrecentada. Están investidos de un espíritu de
construcción, pues son los constructores de la nueva era; se les ha encomendado
el trabajo de preservar el espíritu de la verdad y de reorganizar los pensamientos
de los hombres, a fin de controlar la mente racial y llevarla a esa condición
meditativa y reflexiva que le permitirá reconocer el próximo desenvolvimiento,
de la divinidad.
Conectados con estos dos grupos, los
doctrinarios reaccionarios y el grupo subjetivo de místicos, se halla la
mayoría de la nueva generación de jóvenes que no forma parte de uno u otro
grupo y cuyas ideas están mayormente desorganizadas debido a que reconocen a
ambos. Esta mayoría no pertenece al pasado y rehúsa aceptar la autoridad del
mismo. No forma parte del grupo interno de Conocedores, dedicados a la tarea de
orientar los pensamientos de los hombres hacia correctos canales, por no haber
llegado aún a esa etapa del conocimiento. Sólo reconocen dos cosas: su
necesidad de libertad y una intensa ansia de saber. Desprecian la tradición del
pasado; rechazan las viejas formulaciones de la verdad, y debido a que todavía
no se encuentran en terreno seguro, sino que están en el lugar de los
buscadores e investigadores, existe el estado actual de disturbio mundial,
aparente libertinaje y desorganización. Debe recordarse que este estado mundial
es el resultado del choque de los tres tipos de fuerza que prevalecen hoy en el
mundo, y son:
1. La que emana de quienes se aferran a las
antiguas tradiciones y acentúan las formas del pasado, produciendo la
destrucción de esas formas.
2. La que emana del grupo interno de místicos
que guiados por la Jerarquía planetaria están construyendo la nueva forma.
3. La que emana de las masas que no pertenecen
a ninguno de los dos grupos, que manejan ciegamente fuerzas y a menudo
insensatamente, y lo harán hasta el momento de reconocer esos canales
constructivos en que ésta puede verterse inteligentemente.
De ahí el problema de este período de
transición y la necesidad de divulgar las enseñanzas que permitirán al
aspirante buscador e investigador, encontrarse a sí mismo. De allí la necesidad
de que las leyes del alma y la verdad, respecto al desenvolvimiento individual,
les sean aclaradas a quienes no obstante rechazar las antiguas tradiciones y
negarse a reconocer a los místicos, tratan de considerarse a sí mismos como
almas liberadas. Con este conocimiento aumentará constantemente el número de
Místicos Constructores, porque cuando el hombre ha encontrado su alma y
reconoce su relación con el mecanismo de expresión, el triple hombre inferior,
pasa automáticamente a la conciencia de la vida subjetiva, empieza a trabajar
con la causa y no se pierde ya en el mundo de los efectos. Entonces se
encuentra a la par de los místicos y conocedores de todas las épocas. Ésta es
la tendencia del impulso religioso en la actualidad y también la gloria de la
era venidera."
que maravilla!
ResponderEliminarTengo varios libros de Alice, y éste me encantó, siempre lo tengo a mano.
Gracias por compartir querido amigo.
un abrazo de luz!
No sabía que hubieses leído a Bailey pero me alegra saber que también te atraen sus libros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y gracias por estar siempre presente.
La inquietud por encontrar respuestas a la vida cada vez se hace más evidente en una gran mayoría de seres humanos. El afan de libertad no es más que las ansias de ser ellos mismos como personas para construir su propio camino. Aunque la gran mayoría, todavía desconocen el verdadero significado de la libertad que se halla en una vuelta superior de la espiral.
ResponderEliminarEl Tibetano siempre nos da respuestas cuando no las buscamos, aunque sólo nos las da cuando las hemos encontrado por nosotros mismos. Lo que hace el Maestro es confirmar que nuestra orientación en el Camino es la correcta.
Todos tenemos una misión que cumplir en cada encarnación: " Liberar al Alma de Su prisión"
Gracias Dani
Un fuerte abrazo
Marta
Gracias Marta por tus útiles consejos, los cuales nos ayudan a dirigir nuestros pasos en la dirección correcta.
EliminarUn fuerte abrazo