EL DRAMA DEL ALMA
Podemos considerar las repetidas encarnaciones del alma divina en los
mundos de manifestación externa como una especial actividad del ego con el
determinado propósito de adquirir un conocimiento que sólo de este modo le es
posible adquirir. El descenso de la divina conciencia a los tres cuerpos
físico, emocional y mental, está simbolizado en la caída del hombre, puesto que
es su verdadera caída en la materia, la trágica causa de todo el subsiguiente
sufrimiento en la peregrinación del alma. Porque al infundir el ego una porción
de sí mismo en los tres cuerpos, esta porción se identifica con los cuerpos en
que se infunde, y en esta identificación le parece ser los cuerpos destinados a
servirle de instrumento
Al identificarse con sus cuerpos, la encarnada conciencia ya no
participa de la omniabarcante conciencia del divino Yo a que pertenece, sino
que participa de la separatividad de los cuerpos y se convierte en una entidad
separada de los demás seres y opuesta a ellos, esto es, en una personalidad. Es
la vieja leyenda de Narciso que al contemplar reflejada su imagen en las aguas
del estanque, anhela abrazarla, y en el intento muere sumergido en las aguas.
Así la encarnada conciencia está sumergida en las aguas de la materia, y al
identificarse con los cuerpos se desglosa del Yo a que pertenece y ya no se
reconoce como lo que verdaderamente es: un hijo de Dios.
Entonces comienza la secular tragedia del alma expatriada, que se
olvida de su divina herencia y se degrada en la inconsciente sumisión a los
cuerpos que debieran ser instrumentos de su voluntad. Es el antiguo mito
gnóstico de Sophia, el alma divina que expatriada vive entre bandidos y
ladrones que la humillan y maltratan hasta que Cristo la redime y la restituye
a su divina patria.
¿Cabe mayor tragedia y más profunda degradación que la del alma divina,
miembro de la suprema Nobleza presidida por la misma Divinidad,
al quedar sujeta a las humillaciones e indignidades de una existencia en que
olvidada de su alta categoría consiente en esclavizarse a la materia ?
A veces, cuando vemos a la humanidad en su peor aspecto, horrible en
sus odios, desconcertada en su desvío de la naturaleza, grosera y brutal o
estúpida y frívola, nos percatamos de esta intensa tragedia del alma desterrada
y tenemos punzante conciencia de la degradación sufrida por el inmortal Yo
interior.
NECESARIO CAMBIO DE ACTITUD
Así pues, nuestra conciencia de ser una dualidad, constituida por un Yo
superior interno y un yo inferior externo está basada en la ignorancia. No
somos dos entidades sino una sola. Somos el Yo divino y ningún otro.
Su mundo es nuestro mundo y su vida es nuestra vida. Lo que sucede es
que cuando infundimos nuestra divina conciencia en los cuerpos por cuyo medio
hemos de adquirir ciertas experiencias nos identificamos con estos cuerpos y
olvidamos lo que realmente somos. Entonces, la aprisionada conciencia, esclava
de los tres cuerpos, sigue los deseos de estos cuerpos, y la llamamos el yo
inferior o personalidad
La voz interna, nuestra verdadera voz es el llamamiento del Yo
superior, y se entabla la penosa lucha entre el ego y la personalidad, equivalente a una
verdadera crucifixión. Sin embargo, la mayor parte de este sufrimiento proviene de la ignorancia y
cesa cuando comprendemos nuestra verdadera naturaleza, lo cual denota un
completo cambio de actitud
Desde luego es erróneo el concepto de la dualidad de nuestra
naturaleza. Siempre consideramos el alma, el espíritu, el Yo superior, el ego o
como quiera que designemos nuestra naturaleza superior, cual si estuviera en lo
alto, mientras que el yo inferior o personalidad permanece en lo bajo. Entonces
nos esforzamos en llegar a lo alto como un intento de conseguir algo esencialmente
extraño a nosotros y por tanto de difícil logro. Así solemos hablar de los
"tremendos esfuerzos" requeridos para alcanzar el Yo superior; y
otras veces hablamos de la inspiración o conocimiento, de la energía espiritual
o del amor como si del Yo superior lo recibiéramos. En ambos casos cometemos el
fundamental error de identificarnos con lo que no somos y en esta actitud nos
planteamos el problema.
La primera condición del logro espiritual es la certidumbre sin sombra
de duda de que somos el espíritu o Yo superior. La segunda condición, tan esencial e
importante como la primera, es la confianza en nuestras propias fuerzas como
egos, y el valor de libremente emplearlas. En vez de considerar la conciencia
vigílica como el estado normalmente natural, y mirar al ego como si fuera un
altísimo ser que se ha de alcanzar mediante continuos y formidables esfuerzos,
hemos de considerar anormal nuestro ordinario estado de conciencia, y la vida
del espíritu como nuestra verdadera vida de la que nos han apartado nuestros
continuos esfuerzos.
Fuente: "Dioses en el destierro" (J. J. Van Der Leeuw)
El artículo es exelente Dani y explicado de forma tan sencilla que puede ser comprendido desde todos los niveles de conciencia. Siendo su contenido profundamente espiritual.
ResponderEliminarAdemás de lo expuesto, yo lo enfocaria desde el propósito subyacente que existe en la encarnación del alma, además de adquirir experiencia y conocimiento en los tres mundos de la evolución humana.
Si el Alma divina, tal como nos asegura la Sabiduria Antigua proviene del Corazón del Logos Solar. Es su Amor lo que le impulsa al Sacrificio.
Su o ( nuestro) propósito consiste en contribuir a la realización del Plan de Dios. Llevar adelante la evolución planetaria redimiendo a los elementales (la materia) de lagy que forman parte los cuerpos que utiliza.
El sacrificio como muy bien lo explica el artículo, es de gran magnitud. Sin embargo en esta redención de la materia,el alma conduce las fuerzas elementales involutivas, a un estado superior de consciencia.I les da el impulso necesario que les permite entrar en el sendero evolutivo como devas constructores en el reino mineral.
He intentado enfocarlo desde otro ángulo para recordar que los cuerpos, son seres que necesitan de nosotros para evolucionar, y que en vez de rechazarlos deberíamos amarlos.
Gracias Dani, como siempre expones temas de gran interés espiritual.
Un abarazo
Marta
Gracias Marta por ampliarnos desde una perspectiva mas esotérica de la labor del alma.
ResponderEliminarEs verdad, todo y todos estamos entrelazados.
A veces intento imaginar la grandiosidad del Logos Solar generando tal engranaje evolutivo, que la mas mínima intención de percepción del mismo me produce una sensación de grandiosidad y admiración difícil de describir.
Es tan fácil y difícil al mismo tiempo. Simplemente hay que tirar del hilo de, por ejemplo, un simple grano de arena e imaginar que es una parte de EL, y que con el inimaginable paso del tiempo se convertirá en un Gran Ser Cósmico.
Gracias Marta por tus comentarios y extraordinarias aportaciones.
Un abrazo
Esa grandiosidad manifestada en el macro/micro cósmos es la exceléncia del enfoque de esos pequeños puntos de Luz, que salen de nuestras cabezas, nuestros corazones y nuestros cuerposttanm cuando enfocamos la conciéncia en la senda del Servicio
ResponderEliminarPersonalmente me gusta y apoyo la idea de Marta al respecto de los cuerpos: que en vez de rechazarlos, deberíamos amarlos. TODO fluye mejor con amor...
ResponderEliminarGracias por estar Dani.
Un abrazo :)
Gracias Olga i Carles por la acertada reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes toda la razón Marcos. Hemos de aprender a amarlo todo. El Amor (con mayúsculas) és el único camino.
ResponderEliminarUn abrazo
UN GUSTO LEERTE Y COMO SIEMPRE HONRADA DE HABERTE CONOCIDO Y DE SER PARTE DE ESTE MUNDO MAGNÍFICO QUE TE QUIERE Y TE APRECIA POR LO QUE ERES.
ResponderEliminarGracias Anónimo por tus gratas y amables palabras.
ResponderEliminarCreo que el poder ser útil a los demás es una de las cosas que motivan en la vida. Este es el único motivo de la existencia de este blog, y espero que aunque sea mínimamente pueda ser de utilidad.
Gracias de nuevo
Aquí se encierra todo el misterio de la evolución del ser humano en toda su esencia. Puede ser muy simple pero tiene mucho que analizar, quizás esté representado el descenso a los infiernos. "Podemos considerar las repetidas encarnaciones del alma divina en los mundos de manifestación externa como una especial actividad del ego con el determinado propósito de adquirir un conocimiento que sólo de este modo le es posible adquirir. El descenso de la divina conciencia a los tres cuerpos físico, emocional y mental, está simbolizado en la caída del hombre, puesto que es su verdadera caída en la materia, la trágica causa de todo el subsiguiente sufrimiento en la peregrinación del alma." Un gran servicio el que nos estamos prestando (alma y personalidad).
ResponderEliminarEn la Naturaleza nada se regala. Todo lo que es necesario aprender por el alma (y la personalidad), debe de experimentarse y asimilarse por cuenta propia. De esta manera se llega a Ser por ser, no por creer.
EliminarEn la Naturaleza nada se regala. Todo lo que es necesario aprender por el alma (y la personalidad), debe de experimentarse y asimilarse por cuenta propia. De esta manera se llega a Ser por ser, no por creer.
Eliminar