Partimos de la conciencia de masas a la individual y de ésta, volvemos a la grupal.
En un principio necesitamos que nos guíen y tomen responsabilidades los otros. Con el tiempo vamos experimentando que es absurdo ser lo que otros quieren que seas y necesitas ser tu mismo. Empiezas a sentirte diferente y eres criticado e ignorado por la masa. La soledad empieza a hacer mella en ti pero no estás dispuesto a dejar de ser tu, ya que has experimentado tu individualidad y la consideras primordial en tu vida. Dependiendo de la fortaleza de carácter quizás sufras pero te niegas a ser como los otros puesto que empiezas a creer que no eres como los otros. La soledad te abruma, cada vez pesa mas y atraviesas crisis personales. Te crees de otro planeta y no entiendes que no pueda existir gente como tu que no se deje llevar por la conciencia de masas y la manipulación por parte de algunos. Reflexionas y ves que siendo como los otros no eres feliz, pero al mismo tiempo siendo tu mismo tampoco acabas de encontrar esa felicidad tan anhelada. Sí, es cierto que te encuentras mas cómodo siendo tu mismo, pero te desesperas viendo como no puedes compartir tu forma de ser con los demás. Llega un día en el que dejas de pensar tanto en ti mismo y enfocas tu atención mas en los demás. Ves que la gente tiene sus problemas aunque los oculte y haga ver que es feliz. Intentas ayudar a alguien cercano a ti y, sin darte cuenta, vuelves poco a poco a relacionarte con otros. Con el tiempo te relacionas cada vez con mas gente y no te encuentras tan diferente a ellos. Un día reflexionando sobre ti llegas a la conclusión de que esa felicidad que tanto busca la gente y que tu creías que encontrarías buscándola en solitario, no existe. Vuelves a intentar ayudar a los demás y en un momento de lucidez descubres que es en la felicidad ajena donde encuentras la tuya propia. Descubres que cuanto mas piensas en ti mismo, mas te alejas de lo que deseas, y es cuando piensas en los demás, cuando empiezas a encontrar una profunda satisfacción que te complace y llena. Después de un largo periodo entiendes que vuelves a pertenecer al grupo pero de forma diferente. Ya no te molesta asumir responsabilidades y actúas igualmente de acuerdo a tu individualidad y diferenciación como ser, pero buscando el resultado en el beneficio del grupo, no en el tuyo propio.
La felicidad individual no existe. Cuando aspiras a alcanzar algo (en el supuesto de que lo consigas) surge algo superior a lo alcanzado que impide ser feliz, ya que cuando se ha conseguido lo que se deseaba, siempre existe algo superior y mejor a aquello, por lo que la personalidad (o ego) no se conforma y exige mas. Es un espiral sin fin que comporta un alto grado de dependencia, deseo y ansiedad que conlleva tarde o temprano a la tristeza (precisamente lo contrario de lo que se busca).
Es cuando dejamos de pensar en nosotros y observamos a los otros..., es cuando centramos nuestra energía en los demás..., es cuando olvidamos quienes somos pero no olvidamos de poner nuestras virtudes al servicio de los demás..., es entonces cuando empieza a surgir en nuestro interior una plenitud y una paz interior que anula cualquier deseo personal en favor del grupo.