Fragmento de texto del libro "Bhagavad Guita El Mensaje del Maestro" escrito por "Yogui Ramacharaka". El libro es una compilación de diversas traducciones sobre este episodio de la grandiosa epopeya Hindú conocida con el nombre de Mahabarata.
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PARTE VI.
DOMINIO PROPIO
KRISHNA. – Escucha mis palabras, ¡oh príncipe!
En verdad te digo que quien ejecuta la acción como un deber, sin apetencia por
el fruto de la acción, renuncia a la acción al mismo tiempo que la realiza.
Con ello resulta ser mucho más asceta y
renunciante que aquel que tan sólo rehúsa ejecutar la acción, porque uno tiene
el espíritu de la doctrina, mientras que el otro no ha pasado de la vacía
cáscara de la letra.
Sabe que la recta e inteligente acción equivale
a renunciar.
Y sabe también que la mejor de las acciones
que no renuncia al resultado no es en modo alguno recta acción.
En las primeras etapas del sendero se le
enseña al neófito que la recta acción es el medio de alcanzar merecimientos.
Pero cuando éste se ha compenetrado de la
doctrina, y ya no apetece el fruto de la recta acción, se deleita en la serena
paz de la meditación.
A cada cual se le da según sus necesidades y
recibe en relación a su estado de evolución.
Cuando el hombre se libra de la apetencia por
los frutos de la acción, cuando desecha el gusto por la acción misma y se
aparta de los objetos de sensación, entonces llega a la etapa superior de la
recta acción.
Cada cual ha de fortalecer su ánimo con el
conocimiento de su verdadero ser; y nadie debe abatirse ni desanimarse, porque
en verdad se ha dicho que el Yo superior es fiel amigo del YO inferior; aunque
el ignorante se figure que el YO superior es su enemigo, pues se esfuerza en
desvanecer el sentimiento de separatividad.
El YO superior o verdadero ser es amigo de
quien ha subyugado su personalidad o YO inferior; pero el verdadero ser resulta
un enemigo al esclavo de su personalidad.
En verdad, el verdadero ser se esfuerza en
libertar al alma de la ilusión, procurando enriquecerla antes que despojarla.
Así, a través de la ilusión, el fiel amigo
parece enemigo.
El alma de quien ha percibido en su interior
el verdadero ser se mantiene imperturbable en todas las situaciones.
Armonizados están los sentidos del sabio, en
quien la sabiduría substituyó al deseo.
Se satisface con el conocimiento adquirido
mucho más que con todos los tesoros de la tierra.
Tan sabio es quien mira con igual amor al
enemigo que al amigo, al propio y al extraño, al justo y al pecador, al santo y
al malvado.
El yogui debe habitar en lugar solitario,
entregado a profunda meditación, con mente y cuerpo sujetos a su verdadero ser
y libre de codicia y deseo de recompensa.
En lugar libre de impurezas, ni muy alto ni
muy bajo, aparéjese su asiento mullido con hierba kusha, cubierta de tela y una
piel negra de antílope, según le enseñaron sus instructores, de conformidad con
las tradiciones de su linaje.
Allí, firme en su asiento, concentrada la
mente en un solo punto, purifique su alma, identificando su conciencia con el
Absoluto que reside en todas las cosas.
Con el cuerpo vigorosamente erguido, según la
tradicional costumbre de los yoguis, la mirada fija en el Eterno e Infinito.
Sereno, firme en su propósito, con la mente
puesta en Mí, permanezca armonizado en su aspiración a Mí.
El yogui que obre de este modo alcanzará la
paz y la felicidad que sólo en Mí reside.
En verdad, el conocimiento del Yoga no es para
el que come mucho ni para el que ayuna en demasía ni tampoco para el que duerme
o vela con exceso.
El conocimiento del Yoga mata toda pena y es
asequible a quien come y se recrea con sobriedad; a quien cumple sus acciones
con templanza; a quien duerme sin exceso y vela con prudencia; a quien, huyendo
del mal, del exceso en la acción, no se precipita en el gemelo mal de la
ociosidad y el exceso de represión.
Cuando el pensamiento del hombre se fija en su
verdadero ser y está libre de concupiscencia, logra la interna armonía que
reporta paz y satisfacción.
Entonces hay quietud en su mente y se deleita
en la contemplación del verdadero Ser, contento de morar en su pacífica
presencia.
Al descubrir su verdadero ser iluminado con su
propia luz, se convence de que nada le falta, y queda satisfecho.
El sabio se deleita en lo que trasciende los
sentidos, y cuando lo halla, descansa en la Realidad.
Entonces, amo de su nuevo reino, comprende que
nada puede conturbar su alma, pues se ha sobrepuesto al dolor humano.
A esta emancipación del dolor y la aflicción
es a lo que se llama Yoga, que significa unión espiritual.
Logra esta unión, ¡oh Arjuna!, con firme
convencimiento y confiada espera.
Desecha los vanos deseos y domeña las
inclinaciones de tus sentidos.
Porque así, poco a poco, lograrás tranquilidad
y calma mediante el ejercicio de la ya despierta mente, guiada por el Espíritu.
Una vez fija la mente en el verdadero Ser,
fuera locura desviarla de su objeto supremo.
Si tal ocurriera, refrénala y vuelve a
encauzarla en la dirección anterior.
El que ha logrado vencer sus pasiones
carnales, esto es, apartarse de lo que el mundo llama pecado, entra en el reino
de la Verdad.
Armonizado el cuerpo, la mente y el alma,
logra la suprema bienaventuranza.
Descubre al Ser en todos los seres y a todos
los seres en el Ser.
Ve que el Todo es Uno y el Uno es Todo.
En verdad te digo que nunca abandonaré ni
permitiré que me abandone quien Me ve en todas las cosas y ve a todas las cosas
en Mí.
Perpetuamente lo tendré sujeto a Mí con las
áureas cadenas del amor.
Quien me ve en mi Unidad y me ama en todos los
seres, morará en Mí.
Perfecto yogui, ¡oh Arjuna!, es aquel que
descubre que existe una sola Esencia en todos los seres y cosas, y reconoce la
idéntica naturaleza del placer y del dolor.
ARJUNA. – ¡Ay de mí, Krishna!, que no acierto
a comprender de qué modo se logra la inmovilidad de la mente.
Porque la mente es inquieta, obstinada,
impetuosa y violenta, y no cede fácilmente a la voluntad. Dominar la mente es
lo mismo que dominar el viento: un imposible.
KRISHNA. – ¡Oh príncipe! El ejercicio
prolongado y la continua atención acaban por dominarla.
Ciertamente, esta Yoga es difícil de alcanzar
por el hombre indisciplinado, porque le falta la guía de un instructor.
Pero el hombre disciplinado, que percibió al
verdadero ser, puede lograr este Yoga mediante atenta vigilancia y paciencia,
unidas a una invariable determinación.
ARJUNA. – ¿Qué le sucede, ¡oh Krishna!, al
que, aunque lleno de ardiente fe, no alcanza la perfección del Yoga porque su
errática mente se aparta del sendero de disciplina?
¿Si oscila entre el mérito de la recta acción
y el perfeccionamiento espiritual, puede llegar a ser aniquilado?
¿Se pierde, confuso y abandonado, en el
sendero del Eterno?
Respóndeme, ¡oh Krishna!, porque estoy
perplejo y únicamente tú puedes enseñarme.
KRISHNA. – Has de saber, Arjuna, que ni en
este mundo ni en los venideros habrá aniquilación para tal hombre.
Su fe lo salva y su bondad lo preserva de la
aniquilación.
Nunca huella el sendero de perdición quien
rectamente obra y en Mí confía.
Aquel cuya devoción y fe están acompañadas de
las buenas obras, aunque no haya alcanzado la perfección, va después de la
muerte al lugar de los justos que todavía no alcanzaron la liberación.
Allí mora dichoso durante muchísimos años, hasta
que renace en condiciones a propósito para llegar a la ulterior perfección que
lo aguarda.
Puede renacer en una familia de sabios yoguis,
aunque semejante recompensa sólo se concede a quien la merece por imperio de la
Ley.
Allí, en la nueva vida, recobra las
características que aquistó en la anterior; y así reanuda las lecciones de la
experiencia en el mismo punto en que las abandonó, para adelantar en su
individual perfeccionamiento.
Lo que una vez se adquiere no se pierde con la
muerte, pues la esencia de lo adquirido y conquistado se infunde en la nueva
personalidad del YO.
Su ardiente anhelo de alcanzar el Yoga lo
llevará mucho más adelante que el mero estudio de las Sagradas Escrituras.
Y con paciente y perseverante aplicación,
libre de sus errores y completamente evolucionado, después de muchos
renacimientos alcanzará el dominio de sí mismo y la suprema paz.
Así, ves que el fiel y fervoroso investigador
de la Verdad, el que procede lo mejor que puede y confía en el imperio de la
Ley, vale mucho más que los fanáticos que se esfuerzan en hacer méritos por la
penitencia y la mortificación.
También vale más que muchos de los que
presumen de doctos, o de quienes buscan el mérito por medio de las buenas
obras.
Por lo tanto, ¡oh Arjuna!, deja que por tu fe
y amor fluyan mi vida y mi amor.
De todos los yoguis, ¡oh príncipe!, considero
más devoto al que tiene el corazón henchido de amor a Mí y permanece firme en
la fe.
Así concluye la sexta parte del Bhagavad
Guita, titulada:
Las frases:
ResponderEliminar"A cada cual se le da según sus necesidades y recibe en relación a su estado de evolución"
"Cada cual ha de fortalecer su ánimo con el conocimiento de su verdadero ser; y nadie debe abatirse ni desanimarse, porque en verdad se ha dicho que el Yo superior es fiel amigo del YO inferior; aunque el ignorante se figure que el YO superior es su enemigo, pues se esfuerza en desvanecer el sentimiento de separatividad. El YO superior o verdadero ser es amigo de quien ha subyugado su personalidad o YO inferior; pero el verdadero ser resulta un enemigo al esclavo de su personalidad."
"El alma de quien ha percibido en su interior el verdadero ser se mantiene imperturbable en todas las situaciones."
"El conocimiento del Yoga mata toda pena y es asequible a quien come y se recrea con sobriedad; a quien cumple sus acciones con templanza; a quien duerme sin exceso y vela con prudencia; a quien, huyendo del mal, del exceso en la acción, no se precipita en el gemelo mal de la ociosidad y el exceso de represión."
"Descubre al Ser en todos los seres y a todos los seres en el Ser."
"Aquel cuya devoción y fe están acompañadas de las buenas obras, aunque no haya alcanzado la perfección, va después de la muerte al lugar de los justos que todavía no alcanzaron la liberación. Allí mora dichoso durante muchísimos años, hasta que renace en condiciones a propósito para llegar a la ulterior perfección que lo aguarda..."
"...Allí, en la nueva vida, recobra las características que aquistó en la anterior; y así reanuda las lecciones de la experiencia en el mismo punto en que las abandonó, para adelantar en su individual perfeccionamiento. Lo que una vez se adquiere no se pierde con la muerte, pues la esencia de lo adquirido y conquistado se infunde en la nueva personalidad del YO."
En nuestro cuerpo causal queda todo lo que hemos adquirido, hay mucho camino que recorrer todavía, pero también hay más conocimiento y más herramientas para utilizar, por lo tanto tenemos más oportunidades de "aprobar asignaturas", para no volver a cursarlas en el próximo período escolar.
ResponderEliminarBesos querido Dani.
Sabias palabras Adri.
EliminarAbrazos
Obrar correctamente y confiar en el Maestro!
ResponderEliminarEstas dos palabras dicen mucho más de lo que aparentan, la primera nos enseña a andar el camino, la segunda señala la dirección.
Si obráramos a cada instante pensando que el Maestro nos observa, de bien seguro que estaríamos mucho más atentos.
Gracias Dani por mantener la Luz encendida.
Un fuerte abrazo
Gracias Marta por tu fiel presencia y comentarios.
EliminarQueda mucha labor por hacer, muchos lugares por donde comenzar y muchas dudas que abordar, pero con buena voluntad y perseverancia todo se irá poniendo en el sitio que le corresponde.
Un fuerte abrazo
Siempre... la mirada que ve sin ver.
ResponderEliminarLos ojos no son los ojos...
Solamente en esa perspectiva penetrante.
En lo más hondo del poza Brilla la autentica Luz.
Gracias Dani.
Un abrazo.
Gracias Olga i Carles por los comentarios y valorar este gran libro de la Sabiduría Univertsal.
EliminarUn abrazo
Vernos todos como uno sin rechazo y abrazándose en el todo parece ser el éxtasis del ser.
ResponderEliminarNamaste
Gracias Susana por tu comentario y presencia.
EliminarNamaste